La reforma
de la ley de defensa de los consumidores adapta la legislación
española a la directiva europea de 2011 que regula el comercio
electrónico y las contrataciones realizadas a distancia, bien por
teléfono o por Internet. El texto, entre otras cosas, obliga a ampliar
la información que las empresas deben facilitar antes de formalizar un
contrato o venta —eliminando la letra pequeña—, extiende el derecho a
renunciar o desistir del contrato de siete días hábiles actuales a 14
días naturales y establece que el comprador tendrá que aceptar el precio
final antes de que concluya la transacción para evitar cargos
encubiertos.
Fuente.
ElPaís